11.11.2011

Miedos.

Entre el trabajo de zapa de los políticos de cualquier tendencia, el de los medios de comunicación y el run run de la calle, que se alimenta de lo anterior, el país anda revuelto y sobre todo atemorizado. Acojonado.

Los medios ponen especial interés en subrayar lo negativo –es lo que asegura audiencias y garantiza tiradas- y los políticos, enzarzados cómo siempre en disputas pueriles, se guardan muy mucho de dibujar paisajes más amables.

El llamado “pueblo llano” se desazona, se asusta y se pregunta qué pasará mañana o en dos semanas o dentro de año y medio. Nadie sabe decirle nada que suene a serio y plausible y los que se manifiestan en las tertulias, las páginas de opinión y los parlamentos se limitan al parte de bajas y a glosar lo más áspero de la situación.

La crisis es dura, es incuestionable, pero si hacemos funcionar la memoria descubrimos que este país sufrió, entre 1936 y 1939, una guerra civil que lo asoló, que dejó casi un millón de muertos y el país hecho unos zorros, en un estado lamentable y en un sobrecogedor entorno de miseria y desánimo. No se me ocurre peor crisis.

Sin solución de continuidad medio mundo se enzarzó en una guerra sin parangón, entre 1939 y 1945, lo cual no supuso precisamente el mejor escenario para nuestra depauperada España. La guerra mundial costó millones de muertos y dejó las llamadas potencias en un estado penoso y con deudas espeluznantes. Otra crisis bastante peor que la actual.

Cómo ustedes ya saben las diferentes naciones implicadas en los desaguisados que he mencionado superaron el escollo a base de esfuerzo, de sacrificio y de afán de supervivencia, un instinto, el de la supervivencia, que mantiene la humanidad en pie desde la noche de los tiempos.

La actual crisis es severa y causa espanto pero no le llega al tobillo a la guerra. A cualquier guerra. Las crisis asustan, atenazan, arruinan, complican e inquietan pero no matan. No hay bombardeos ni tiros ni familias destrozadas. No generan rencores eternos ni odios imborrables. Se pierde poder adquisitivo. No la vida.

Pensar en esto me tranquiliza y me lleva a entender que algo hemos aprendido. Que alguna cosa hemos superado y que ahora, aunque el paro nos azote y nos inquiete, la solución está en buena parte en el esfuerzo de cada uno. En lo que cada uno de nosotros arbitre con mayor o peor fortuna para salir del atolladero.

La crisis duele pero no mata. Ya sé que es un consuelo cogido por los pelos pero esto, reconozcámoslo, se aguanta. Un bombardeo no.


Pierre Roca

3 comentaris:

m3 ha dit...
L'autor ha eliminat aquest comentari.
m3 ha dit...

Toda la razón. El tiempo sitúa diferentes generaciones en misma situación. Esto puede resultar ventajoso para los que siempre han sacado las cosas de quicio; algunos políticos, algunos periodistas (mejor dicho algunos medios) y en general seres que por alguna razón o interés particular, tienden a dramatizar los acontecimientos o en definitiva distorsionar la realidad.
La de ahora se prevé duradera en el tiempo y los expertos tienen la receta que todos sabemos, ya sabes, contención en el gasto, conformarse con lo que tenemos (que no es poco), etc. Esta tarde en Rac1 un economista comentaba que en estos momentos, existen una serie de personas que ganan la mayor cantidad de dinero y de forma mas rápida de la historia. Este mundo es el que nos ha tocado vivir. Intentemos ser lo mas felices posible y olvidar temores.

Pierre Roca ha dit...

Gracias por tu comentario, que contesto cuando se ha consumado la estrepitosa derrota del socialismo español y el exagerado triunfo de la derecha anticuada y rancia que padecemos. Toca atarnos los machos y recordar que hemos pasado por épocas bastante más complicadas. A cada uno de nosotros le toca salvar su propio barco, salvando los escollos de la economía embravecida y los de la ideología de quien regirá los destinos del país durante cuatro añitos. O quizá menos. O quizá más. Un saludo.